Cuentober 2020, día 05

Insurgencia

Surcó los aires, sobrevolando el campamento de las tropas en la planicie. Los vigías no tuvieron tiempo de reaccionar antes de que los dejara atrás.

Antes de lo que esperaba llegó hasta la muralla y viró bruscamente a la derecha. Le tomó un momento recuperar el balance y pasó rasante junto muro exterior de la torre norte. Respiró aliviado. Volar de este modo era una experiencia exhilarante pero aterradora.

Cuando se ofreció como voluntario para usar el jetpack y unirse al grupo de avanzada nunca imagino lo complicado que era maniobrar con él. En las películas lo hacían parecer algo fácil, pero ni siquiera su experiencia como piloto lo había preparado para esto. No había alerones ni estabilizadores, ni tenía apoyo de radar o instrumentos de ninguna clase. La mayor parte del tiempo se desplazaba tan rápido que era como volar a ciegas.

Su cámara seguía transmitiendo, así que se concentró en realizar movimientos tan precisos como fuera posible. Sobrevoló la fortaleza a una distancia que le pareció prudente, abarcando su perímetro. Un sonido de estática en su oído precedió a la confirmación de recibido y la orden de regresar.

Suspiró aliviado y calculó la forma más rápida de volver sin pasar otra vez sobre las fuerzas del tirano. No había razón para tentar su suerte y tal vez ahora lo estarían esperando.

Libre de la tensión que sentía al volar hacia la fortaleza, echó un vistazo al paisaje, asombrado ante la metamorfosis sufrida por lo que alguna vez fue una colorida campiña, antes de que apareciera ese científico con sus promesas de progreso. Ahora todos tenían claro que lo único que le interesaba era exprimir hasta el último de los recursos de la región para sus propios fines.

La gente tardó mucho en reaccionar y ofrecer resistencia. Sólo esperaba que no fuera demasiado tarde.

Ahora le preocupaba cuál sería su papel en la siguiente fase del plan, porque no veía de qué modo podría usar armas si necesitaba ambas manos para controlar su vuelo, y cualquier movimiento adicional haría muy complicado maniobrar, sobre todo si se encontraba bajo fuego enemigo.

Mentes más brillantes que la suya tendrían que resolverlo. Lo único que entendió durante la última reunión fue que pensaban usarlo como un símbolo de inspiración, con la esperanza de convertirlo en la chispa que encendiera la llama de una rebelión total.

Suspiró y decidió sacarse eso de la mente. Cualquiera que fuera el plan, de nada le serviría estresarse desde ahora.

Consciente de que no estaba poniendo atención a la superficie, se elevó un poco más y sonrió al pensar en el tonto chiste que se le acababa de ocurrir. Mientras seguía ascendiendo, deseó poder estar a la altura de las expectativas.

🄯 2020 Alberto Calvo Cuéllar
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