Cuentober 2020, día 13
Héroe de leyenda
El dragón fue una decepción cuando lo vio por primera vez pero, pensándolo bien, le venía bien que no fuera como lo había imaginado.
La criatura era imponente. Su reptante figura se movía más rápido de lo que hubiera imaginado, y los estragos que provocó a lo largo de la muralla eran considerables, así que no quería imaginar lo que hubiera sido si además volase.
Los civiles se habían retirado al interior de la fortaleza horas antes, y la guardia hizo lo que pudo para retrasar su avance, pero no estaban preparados para enfrentar a una bestia gigante. El grueso de las tropas se retiró a los parapetos principales a preparar una estrategia. Si él fallaba, serían la última defensa de la ciudad.
Fue descuidado de su parte esperar a que alcanzara el valle. En cuanto corrieron los rumores de su escape de la mítica prisión en lo profundo de la montaña debió acudir a cortarle el paso antes de que pusiera a alguien en peligro. Pero el daño estaba hecho y sus lamentaciones no servían de nada.
Era hora de enfrentar al monstruo y probar una vez más que sus hazañas eran más que un mito, que los épicos poemas escritos en su honor no eran exageraciones, sino una mera exaltación de algunas de sus grandes hazañas. Había pasado mucho tiempo desde la última vez, pero el mundo de los hombres estaba por recordar que entre ellos vivía un auténtico héroe de leyenda.
Levantó la vista y vio a la criatura librar los últimos escombros para por fin internarse en el valle. Ajustó la vaina de su espada, preparó su escudo y levantó en la diestra su legendario martillo. Respiró hondo, blandió el martillo y saludó a los dioses. Una enorme sonrisa apareció en su rostro mientras empezaba a trotar, iniciando su carga contra la bestia. ¡Dioses! Sería una batalla épica y gloriosa.
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