Cuentober 2020, día 26
Encierro
Ahora le quedaba claro que todavía había temas considerados como tabú. ¿Quién hubiera imaginado el alcance de una simple broma?
No debió dejarse convencer de dedicar algún esfuerzo a convertirse en influencer. Tenía un buen trabajo y era feliz cuando no tenía presencia en ninguna red social, pero ahora, por un tonto e inocente comentario, corría el riesgo de incluso pasar un tiempo a la sombra, o al menos eso entendió de lo que dijo su abogado.
Habían pasado cuarenta y ocho horas desde que estalló el escándalo, y la prensa seguía acampando frente a su casa. El interior estaba en penumbras porque no quería arriesgarse a abrir las persianas y cortinas, o siquiera a prender alguna luz. Llevaba dos días sin ver un rayo de sol.
Pero aprendió su lección. Después de esto volvería a su antiguo estilo de vida.
Su carrera iba bien cuando lo creían un ermitaño antisocial y no había razones para pensar que no pudiera volver a ser igual una vez que esto quedara en el olvido. La única razón por la que no había borrado sus redes sociales fue que su abogado le recomendó no hacerlo. Pero ya había desinstalado muchas apps de su teléfono.
Teléfono. ¿Por qué los seguían llamando así si ya nadie los usaba para hacer llamadas?
Checó otra vez su reloj y se acercó a espiar el exterior por entre las persianas. Su abogado no debía tardar en llamar o venir a verlo, y con un poco de suerte esta pesadilla estaría cerca de acabar. A menos, claro, que trajera malas noticias y apenas fuera el comienzo.
Suspiró y decidió no atormentarse al pensar en eso. Sólo podía esperar mientras los buitres mediáticos lo seguían rondando...
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