Cuentober 2020, día 28
El canto de la sirena
Sintió la suave brisa del mar en su rostro y se preguntó cómo había podido alejarse de esta vida por tanto tiempo.
Volver a hacerse a la mar había sido como renacer. Solo pensar en El Vengador como su barco era motivo de una enorme dicha. No había forma de describir la emoción que lo invadió al sentir bajo sus pies como el viejo buque empezaba su suave danza sobre las olas apenas dejaron el puerto.
Muchos consideraban como decadente la vida de un pirata, y la implacable persecución por parte de las autoridades había llevado a muchos al retiro, pero nunca se sintió a gusto en tierra, y por más que intentó adoptar alguna actividad legítima, pronto le quedó claro que una vida recta no era lo suyo y por fin sucumbió al canto de la sirena.
Tan ensimismado estaba en sus contemplaciones, que no se había percatado de que su segundo estaba a su lado y le estaba diciendo algo. El hombre, un poco más joven que él, había navegado a su lado por casi siete años y lo conocía bien. Imaginaba lo que pasaba por su mente, así que con una ligera sonrisa le dio un suave codazo en el costado para llamar su atención. Quería saber el rumbo que tomarían.
El capitán extrañaba tanto esta vida que se había embarcado sin siquiera hacer planes. Pero no tenía prisa alguna, y estaba seguro de que tarde o temprano la aventura vendría en su busca. Así había sido siempre.
Miró una vez más al horizonte, respiró hondo y, mientras daba vuelta para dirigirse a su camarote, le respondió con un suspiro, "A donde nos lleven las olas".
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