Cuentober 2020, día 30
Aislamiento
Tras un rápido vistazo, volvió a cerrar la cortina. Seguían allá afuera.
No eran los mismos, claro, pero estaban juntos en esto, lo sabía.
Hacía mucho que lo sospechaba, pero ahora estaba seguro. La gente de la ciudad había sido sustituída por... algo. No sabía si quedaba alguien más aparte de él, pero no podía correr riesgos. No había un modo seguro de comunicarse ni sabía cómo cerciorarse de que lo hacía con otro ser humano, así que no valía la pena intentarlo.
No podía dejar de pensar en ese siniestro brillo en la mirada de aquel hombre, ese fugaz vistazo que confirmó sus temores. Lo más curioso fue que su descubrimiento lo hizo de rebote, por accidente. Salió a caminar y, mientras veía a su vecino jugando con su hijo, pensando en que sus movimientos no parecían naturales. Como iba distraído, no vio al hombre del diario, y casi lo derribó al chocar con él.
Como lo tomó por sorpresa, el otro tardó un momento en reponerse, y entonces lo vio. Un instante después sus ojos lucían normales, pero era demasiado tarde, la farsa había terminado.
Tenía mucha hambre. Un rato antes pensó en ordenar algo, tal vez comida china o una pizza, pero lo pensó mejor y no lo hizo. Tenía comida en la alacena y el refrigerador, pero no sentía la suficiente confianza como para preparar algo. Lo más probable era que toda su comida fuese inocua, pues no era del mercado local, pero no tenía forma de estar seguro, así que prefería no arriesgarse.
Su "paranoia" le había costado su matrimonio, su trabajo y sus amigos, pero tal vez era lo único que lo mantenía con vida. Abrió un cajón y contempló el frasco de pastillas. Dejar de tomarlas fue la mejor decisión. Ahora estaba seguro de que su "doctor" era parte de todo. Seguramente las píldoras tenían el propósito de evitarle pensar con claridad, de mantenerlo adormilado, pero ahora estaba despierto y consciente de todo.
Debía planear bien su siguiente paso. Todavía con el cajón abierto, contempló los cuchillos y tomó una decisión. Al anochecer saldría con cuidado y encontraría a una de esas... cosas. La traería aquí y la interrogaría hasta averiguar toda la verdad. Si creían que iban a apoderarse del mundo sin hallar resistencia, se llevarían una sorpresa.
Porque al menos él no pensaba quedarse con los brazos cruzados.
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