Frío escape

Miró sobre su hombro y siguió andando, tan rápido como se lo permitía la nieve.

Le preocupaba perderse. Hace tiempo que había memorizado el mapa que esperaba lo ayudara a salir de este maldito lugar, pero aquí afuera había pocas referencias para orientarse más allá de leer correctamente la posición del sol y las estrellas, y no tenía idea cómo podía calcular la distancia recorrida. Volvió a mirar atrás.

Sus huellas le confirmaron que avanzaba en línea recta, o casi, lo que era bueno, pero le preocupaba que esas pisadas también representaban un rastro que no sería difícil seguir en cuanto alguien se diera cuenta de que había escapado. No importaba, tenía que correr el riesgo porque no tenía otra opción. Estaba seguro de que jamás se le presentaría otra oportunidad para escapar.

Un descuido como aquel no volvería a ocurrir. Le avergonzaba haber disfrutado tanto al matar a la bestia, pero no podía negar que se sintió bien. En el fondo lo sentía como la consumación de una venganza a la que tenía todo el derecho, pero nunca antes había matado a un animal. En parte le sorprendió lo fácil que fue decidirse a hacerlo en cuanto se dio cuenta de que lo dejaron solo, con el animal como su único custodio.

De forma inconsciente apoyó el brazo contra su costado, donde semanas antes lo habían cosido después del ataque de la feroz criatura. El recuerdo del indescriptible dolor que le causaron sus afilados dientes y la agonía que sintió mientras trataban de quitarle de encima a la bestia lo hizo estremecerse.

Pensó también en la socarrona risa del duende que lo curó, quien tras limpiar la herida, entre puntada y puntada le contó historias de otros que no tuvieron tanta suerte y perdieron algun miembro o murieron desangrados tras un "accidente" similar con la mascota del amo.

Ahora que la bestia no estaba, seguro serían los duendes quienes saldrían a buscarlo. No todos eran malos, pero algunos podían ser muy crueles con los humanos. Imaginó que tendrían trineos y animales para jalarlos, y por eso era importante tomar la mayor distancia posible de ese infernal lugar antes de que salieran a buscarlo.

Sabía que las posibilidades de perderse en medio de las heladas nieves del Ártico eran grandes, pero prefería cualquier cosa antes que ser obligado a regresar. De poder elegir, prefería morir congelado en ese desolado paisaje antes que tener que volver a ese infierno a seguir armando juguetes para ese siniestro individuo.

🄯 2020 Alberto Calvo Cuéllar
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