Cuentober 2021, día 16: Altercado

Pleito de borrachera

Se sentía sucio. Sucio y estúpido.

Terminó de lavarse la cara y se miró al espejo. Eso iba a ser un moretón difícil de ignorar.

Recogió su ropa llena de tierra y la puso en una bolsa. Pensó en dejarla. No era como si la fuese a lavar al llegar a casa.

Pero después del incidente de hoy no estaba seguro si mañana todavía tendría un trabajo. Quizás era la última vez que visitaba esas caballerizas.

No debió acompañar a Justino a la cantina, pero tenía ganas de tomar un trago. El problema fue que no tomó sólo uno. Y peor aún, no se sentía bien cuando llegó a la feria, pero no le dijo a nadie.

Después de todo, él era el "Centauro de los Portales", y nadie mejor que él para montar a Tormenta, la yegua favorita de Don Goyo.

El Centauro... a partir de mañana ese apodo sería un chiste en toda la región. Quizá ahora mismo ya había gente hablando del ridículo que hizo esa noche.

¿Qué clase de descerebrado intenta correr el cuarto de milla estando borracho?

Le sorprendía un poco que todavía no apareciera Don Goyo para correrlo.

No sólo había hecho el ridículo al caerse del caballo, sino que hizo ver mal a la gente de Los Portales. Hacía años que sus caballos no perdían una carrera en la feria. Hasta hoy, y todo por su estupidez. Su orgullo y estupidez.

Y no contento con eso, fue a reclamarle al comisario, a exigirle que repitiera la carrera. Era lógico que le dijeran que no, pero en vez de quedarse callado y retirarse, inició una pelea.

Buscarle pleito a los policías municipales era una idiotez. Hacerlo cuando todavía no se le bajaba lo borracho era otra cosa. Tenía suerte de que no lo hubieran arrestado.

Suerte. Claro. Se tocó el pómulo e hizo un gesto de dolor. Merecido lo tenía.

No había nada por hacer.

Lo mejor era irse a casa y dormir bien. Mañana sería otro día, y no perdía la esperanza de encontrar de buenas a Don Goyo. En el peor de los casos, sabía lo que pasaría, y tendría que irse a otra parte.

Todos los rancheros en la región lo conocían, y él a ellos. Estaba seguro de que nadie querría darle empleo a un cuidador de caballos lo bastante idiota como para presentarse a trabajar estando ebrio.

🄯 2021 Alberto Calvo Cuéllar

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