Cuentober 2021, día 18: Reflectores

Pánico escénico

Apagó la luz de su espejo y se levantó a estirar las piernas.

Respiró hondo antes de sentarse en el piso. Cerró los ojos e inició la secuencia de sus ejercicios de relajación. La espera era una tortura.

Minutos después tocaron suavemente a su puerta y escuchó la familiar voz del jefe de piso. "¡Diez minutos!"

Se levantó despacio y caminó hasta el espejo de cuerpo completo. Giró un poco y apreció la forma en que el reluciente vestido reflejaba la suave luz de su camerino.

Revisó su maquillaje y peinado, pero sabía que estaba de más. Lucía resplandeciente.

Era la primera de varias presentaciones en ese escenario, y aunque era algo que había hecho muchas veces y todos los ensayos habían sido perfectos, incluso el de esa tarde, no podía evitar sentirse nerviosa.

Y no era por la presentación. Su nuevo álbum era un éxito y sabía que la crítica la amaba.

Temprano había visto la caja que el asistente de Kevin le llevó justo mientras se preparaban para salir a almorzar. Ella estaba al teléfono y fingió no darse cuenta, pero notó lo nervioso que él se puso y la prisa con que la guardó mientras hacía señas a Bill de que se fuera sin decir una palabra.

Después de su presentación irían a cenar. Él le informó que había reservado una mesa en su restaurante favorito, y ahora ella estaba segura de que no era sólo para celebrar el inicio de la gira.

"¡Cinco minutos!"

Volteó a ver la puerta y respiró hondo.

Salió del camerino y caminó por el pasillo hasta el backstage, Tom, su manager, le sonrió sin decir nada y le hizo una seña de pulgares arriba. Ella sólo sonrió y siguió andando.

Sentía como con cada paso sus nervios se convertían en excitación. Se estiró un poco para ver a su banda. Todos aguardaban ya en sus lugares con la callada y segura actitud de preparación que siempre los había caracterizado.

El stage manager levantó una mano para llamar su atención, y le hizo una seña con los dedos. Dos minutos.

Asintió y avanzó al centro del oscuro espacio frente al telón. Su refugio, su hogar, el lugar donde hacía lo que más disfrutaba. No siempre era el mismo espacio, pero sin importar el teatro o foro en que se presentara, su significado era el mismo.

Sabía que Kevin la observaba desde el otro lado del backstage, pero hacía mucho que habían acordado silenciosamente que no debía acercarse a ella o entablar contacto de ninguna clase en los minutos previos a una presentación.

Alguna vez el bromeó diciendo que la entendía, que debía mantener separados a sus dos amores, que él haría lo mismo. Ella sonrió, pero no le dijo que era una metáfora más exacta de lo que imaginaba.

Desde entonces él siempre la veía cantar desde un punto donde ella no podía verlo a menos que hiciera un esfuerzo consciente.

Respiró hondo una última vez y se relajó. Esta noche sería más difícil que nunca aguantar las ganas de voltear a buscarlo con la vista, o incluso pensar en él.

Pero era una profesional, y el show debía continuar.

Lo que iba a ocurrir más tarde podía esperar.

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🄯 2021 Alberto Calvo Cuéllar

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