Cuentober 2021, día 24: Sospechoso

Asesino de cuento de hadas

La cámara de vigilancia había capturado al asesino abandonando la escena.

Una vez más había usado un disfraz, lo que no era sorpresa, pero al menos revelaba un patrón de conducta, pues los tres crímenes que dejaron evidencia en video mostraban disfraces basados en cuentos de hadas. No era mucho, pero prefería considerarlo como un comienzo.

Lo deprimente del asunto era que eso implicaba la necesidad de esperar a que hubiera más víctimas para poder hacer avances. Recordó el descubrimiento del primer cuerpo y se le revolvió el estómago al pensar que habían pasado casi tres semanas.

Veinte días, cinco muertos, y lo único que sabían era que el presunto homicida tenía disfraces de personajes de cuentos: Blanca Nieves, Maléfica y Caperucita Roja.

La presunción natural sería asumir que se trataba de una mujer, pero el detective no quería asumir nada hasta no tener más pruebas. Tenía dos homicidios más con las mismas características pero sin testigos ni video, y ninguno de estos era lo bastante claro como para asegurar que el sospechoso pertenecía al sexo femenino.

Realizó algunas anotaciones y miró su reloj. Con un suspiro juntó los papeles que tenía regados por el escritorio y los puso en una pila. De un cajón sacó una carpeta y revisó su contenido, aunque sabía bien todo lo que había ahí. Desde esa mañana, cuando reunió los documentos tras hacer la llamada, los había revisado cinco veces.

Se levantó, tomó la carpeta y se dirigió al ascensor. Era algo más de media hora de camino hasta la casa del escritor, pero prefería salir con tiempo. En esta ciudad no se podía confiar al estado del tráfico.

 Le costó trabajo convencer al capitán de dejarlo llamar a Stone, pero al final cedió. Entendía su renuencia. Pedir ayuda era como admitir que el caso los superaba, pero lo importante era detener al asesino, no su orgullo.

A él mismo no le caía bien el tipo. Le parecía demasiado petulante y pretencioso, aunque debía admitir que disfrutaba sus libros. Nunca frente a él, claro. Su madre era fan, y por ella los había leído, pero no pensaba darle a ese fanfarrón la satisfacción de saber que lo admiraba.

Aun así, las dos ocasiones en que les asistió fue de gran ayuda. Podía ser un sujeto antipático, pero debía reconocer que tenía un don para descubrir patrones en donde no parecía haberlos, y este caso no tenía pies ni cabeza.

Cuando lo llamó pudo visualizar su sardónica sonrisa. Sabía que disfrutaba la atención, así que le extrañaba un poco que no hubiera filtrado a la prensa que era asesor de la policía.

Salió del ascensor y caminó hacia su auto.

No tenía sentido. A menos, claro, que lo hiciera porque disfrutaba trabajar con ellos. Sonrió. Quizá era eso. Y tal vez era por esa misma razón que no hubiera querido ir a la estación. Además, hasta ahora no había usado detalles de los casos en ninguna de sus historias.

Subió al auto y puso la carpeta en el asiento del pasajero.

Después de todo, quizás no era tan malo. Echó a andar el auto mientras pensaba que, si no resolvían rápido este caso, tendría que pasar bastante tiempo con él.

🄯 2021 Alberto Calvo Cuéllar