Cuentober 2021, día 4: Ritual
Brujería
Al ver el grotesco espectáculo de vísceras y sangre, era difícil creer que alguna vez eso hubiera sido un pollo.
La mujer sacudió la cabeza. En ocasiones como ésta desearía haberse dedicado a otra cosa, pero su madre y su abuela habían insistido en seguir la tradición familiar y la entrenaron desde pequeña.
Fue a la universidad y tenía un título como criminalista, además de diplomados en psicología y criminología, pero su experiencia cuando trató de ejercer su profesión de manera formal fue... complicada, por decir lo menos. Además, debía admitir que nunca se sintió a gusto en ese ambiente, y la experiencia le decía que era buena en esto.
Aun así, este asunto no pintaba bien. La mayoría de quienes le buscaban tenían en mente peticiones bobas y encargos absurdos. Gente que quería contactar a seres queridos fallecidos años atrás, familias ultra conservadoras convencidas de que sus hijos adolescentes eran víctimas de una posesión satánica, o gente convencida de que su casa estaba embrujada.
Y ni hablar de quienes creían que se dedicaba a hacer "trabajos" para asegurar el amor de otra persona, prevenir el mal de ojo o hacer cosas que permitieran vengarse de sus enemigos.
Pero esto era diferente.
Más allá de pensar en la clase de retorcido individuo capaz de hacerle eso a un animal, un rápido vistazo a su alrededor dejaba claro que, quienquiera que fuera el responsable, sabía lo que hacía. Desde el círculo de invocación hasta los símbolos de contención, todo tenía un orden y apuntaba a las siniestras intenciones del ritual que se había realizado en aquel viejo sótano.
El dueño del edificio no tenía idea de lo que significaba, pero hizo bien en buscar ayuda. Como la única hechicera profesional/investigadora paranormal listada en el directorio telefónico, era comprensible que la hubiera llamado a ella. Nunca dejaría de asombrarle lo útil que fue anunciarse así, aun si en su momento, cuando su madre lo sugirió, le pareció una idea absurda.
Suspiró e hizo lo posible por dejar de lado esas ideas. Lo que enfrentaba era serio, y tenía mucho trabajo que hacer, pues entendía el propósito general del ritual, pero no los detalles, y era esencial averiguar qué o quién era el blanco del trabajo, e identificar a la entidad que respondió a la invocación.
Sacó una libreta y empezó a tomar notas y copiar símbolos.
Sería una labor ardua, pero la burbuja de gente que sabía de estos temas no era muy amplia, así que no esperaba tardar demasiado en descubrir lo que estaba pasando.
Guardó la libreta y suspiró. Ésa sería la parte fácil.
Dio la vuelta y empezó a subir las escaleras, segura de que se venían días oscuros. Al llegar arriba se dio vuelta y echó un último vistazo a la dantesca escena montada en aquel sótano y suspiró.
Apagó la luz y cerró la puerta.
🄯2021 Alberto Calvo Cuéllar
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