Cuentober 2021, día 7: Pesadilla
La peor primera cita
Salió de la casa y se sentó en los escalones frente a la entrada. Ahí esperaría a la policía.
Pudo esperar dentro, pero después de colgar el teléfono se sintió incómodo de inmediato y decidió salir. Luego de lo sucedido ahí dentro y a pesar de que era un lugar bastante amplio, lo encontraba asfixiante. La presión en su pecho lo hacía sentirse como si lo hubieran enterrado vivo.
No sabía si era por tratarse de un lugar que no conocía, pero no se podía sacudir la sensación de opresión que lo envolvía ahí dentro.
Se frotó el cabello mientras recordaba como empezó todo, y sacó su celular. Miró la pantalla y por un momento pensó en borrar esa estúpida aplicación de citas, pero decidió no hacerlo. Sería mejor esperar hasta que concluyera la investigación.
Después de todo, no tenía nada que ocultar.
Volteó a ambos lados de la calle, pero no había un solo auto, mucho menos una ambulancia.
Suspiró hondo y guardó el teléfono mientras pensaba en el angelical rostro de Candy en su foto de perfil.
Candy. Sonrió y pensó que seguro era broma. Tenía que ser un nombre falso. Aún así, debía admitir que al menos iba bien con su apariencia. La chica lucía como una estrella de cine.
Luego de intercambiar mensajes habían hablado por teléfono, y tras ponerse de acuerdo sobre qué película ver y a dónde ir a cenar, se sintió como el tipo más afortunado del planeta.
Y sí, la noche había sido genial. La película fue muy divertida y ella tenía una risa que resultaba contagiosa. Igual de disfrutable fue la ligera cena casual que siguió, en aquel lindo restaurante no muy lejos de ahí que tanto le habían recomendado.
La conversación había fluido desde antes de entrar al cine, y durante la cena ya charlaban como si se conocieran de toda la vida. Había sido como magia. Nunca imaginó vivir una cita como ésa. Todo fue perfecto, una noche inolvidable.
Al menos hasta que la llevó a casa y ella lo invitó a pasar...
Aun así, lo que pasó después no haría que olvidase esa noche.
Escuchó el familiar ulular de una sirena y alzó la vista. Una patrulla dio vuelta en la esquina a un par de cuadras, y un instante después le siguió una ambulancia.
Se miró el brazo, envuelto en un trapo de cocina que estaba empapado de sangre. Recordó la desesperación que sintió mientras el cuchillo entraba en su carne y cortaba una tajada de su antebrazo.
No pudo evitar estremecerse al recordar la expresión en aquel hermoso rostro mientras levantaba el pedazo de carne antes de llevárselo a--
Sacudió la cabeza. No tenía caso pensar en ello. Ya tendría tiempo para repasarlo una y otra vez con un terapeuta.
¿Quién hubiera pensado que su chica ideal iba a resultar una maldita caníbal?
🄯 2021 Alberto Calvo Cuéllar
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