Cuentober 2022, día 12: Colapso (horror, chef, anarquía)

La noche final

Desde su balcón veía los incendios, y la brisa nocturna acarreaba gritos y sirenas.

Satisfecho, dio un sorbo a su copa y dio vuelta para regresar al interior de su departamento. Se dejó caer en el sofá y sacó su teléfono. La mayoría de su gente ya se había reportado y todo iba de acuerdo al plan. Poco a poco la anarquía se apoderaba de la ciudad.

Encendió la televisión y empezó a recorrer canales en busca de noticias. Ahí. Entre caos y ruido, el alcalde intentaba calmar a la población, pero su rostro no ocultaba el horror que sentía. Y es que, a diferencia de la mayoría de la gente, él sabía la verdad. La ciudad estaba perdida, no había escape posible.

Se levantó en busca de la botella de vino para rellenar su copa, y mientras pensó en su siguiente paso. Tendría que esperar unos días antes de cualquier cosa, pero nunca fue bueno para mantenerse ocioso, y menos cuando había cosas por hacer.

El pánico y las revueltas resultantes durarían al menos una semana, pero antes de eso las autoridades tendrían que reconocer que habían sido rebasadas. También tendría que darse una evaluación por parte de los gobiernos estatal y federal, pero estaba seguro de que la conclusión sería la misma: no había nada que hacer.

Esperaba que la declaración de la ciudad como tierra de nadie tomaría de quince a veinte días, pero toda su gente tenía instrucciones de cómo proceder durante ese tiempo, así que no debía preocuparse por nada. Sólo restaba esperar a que todas las fichas cayeran en su lugar y después hacer su movida.

Se preguntó si alguien más trabajaba así, y tras pensarlo un poco decidió que lo más cercano serían un organizador de eventos o quizá un chef o un arquitecto. Su labor requería mucha planeación, saber delegar, y estar pendiente de que todos hicieran bien su parte. Después sólo había que esperar y evaluar los frutos de su esfuerzo.

La idea lo hizo sonreír. Era un chef de la anarquía, un arquitecto del horror. Copa en mano, regresó al balcón para admirar el caos que había orquestado.

🄯2022 Alberto Calvo Cuéllar

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