Cuentober 2022, día 20: Poderes (capa, retorcido, líder)

Terror en las alturas

Mientras surcaba los cielos, pensó en lo insignificante que era todo allá abajo.

Desde aquí, la gente era menos que insectos, e incluso los más altos rascacielos perdían el aire de majestuosidad que la mayoría les atribuía. Bajo esta nueva perspectiva podía entender muchas cosas. En contexto los logros de la sociedad eran patéticos, y ahora entendía por qué las masas siempre buscaban un líder a quien seguir. Eso abría posibilidades interesantes.

Lo escuchó y sintió antes de verlo. El aire desplazado por el avión de pasajeros creaba una sutil pero perceptible alteración en el viento, y el estruendoso sonido de su turbina era mucho más notorio acá arriba de lo que jamás había sido desde el suelo.

Pensó en cómo se sintió el cambio en el aire a su alrededor, y se le ocurrió algo. Sonrió con malicia y se enfiló hacia la aeronave. Alteró su ángulo de ataque para pasar lo más cerca posible de una de sus alas, y después de hacerlo a toda velocidad miró divertido cómo el piloto trataba de compensar los efectos de la fuerte e inesperada turbulencia.

Por un momento parecía que no lo iba a lograr, pero poco a poco el avión recuperó el balance y empezó a recobrar altitud. Mientras veía como se alejaba, sintió un retorcido placer por lo que había hecho, y se preguntó si debía seguir atormentando a la tripulación y pasajeros. Aunque no le representaba esfuerzo alguno, decidió que aquellos pobres infelices no valían su tiempo.

Era como si la capa le susurrara que tenía cosas más importantes que hacer. De entrada, debía poner a prueba sus nuevas habilidades para averiguar cuáles, si los tenía, eran sus límites. Miró el terreno que se extendía ante él y, tras pensarlo un poco, se enfiló hacia el bosque que veía a la distancia.

Disfrutaba la sensación de libertad y poder que le producía enfrentar al viento y cortar el aire con su cuerpo. Le parecía exhilarante el sonido que producía el viento al sacudir su capa. Volteó a verla de reojo, pensando que jamás en la vida habría elegido una prenda morada, pero ahora eso no importaba.

Recordó la versión moderna de una vieja perla olvidada de sabiduría popular, y sonrío para sí mismo. "La capa no hace al héroe". Bah. ¿A quién podría interesarle convertirse en un tonto benefactor? Empezaba a pensar en el futuro y todo lo que iba a hacer. Volvió a sonreír y apretó los puños. Con un estruendoso boom sónico inició su descenso hacia los árboles.

🄯2022 Alberto Calvo Cuéllar

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