Cuentober 2022, día 3: Incendiario (quemado, médico, agraciado)

En la quietud de la noche

Como tinta derramada, una sombra escurrió desde el callejón hacia la parte trasera de la bodega.

El guardia junto a la entrada fumaba mientras miraba al cielo y no se había percatado de nada. La sombra avanzó hacia los contenedores de basura y extendió algunas de las cajas de cartón que yacían medio apiladas a su alrededor.

Tomó el bidón que llevaba consigo y poco a poco vació su contenido sobre ellas y los contenedores, asegurándose de empapar la puerta trasera del almacén. Arrojó el bidón vacío dentro del contenedor más cercano y caminó hacia la boca del callejón.

El guardia ya había terminado su cigarro y estaba sentado junto a la reja, de espaldas a la bodega. Ojeaba sin demasiado interés una revista. Se preguntó si la habría tomado del interior de la bodega, que era propiedad de una popular empresa editorial, pero la verdad es que no le importaba.

Volvió hacia la basura y extrajo de su chaqueta una caja de fósforos. Encendió uno y miró embelesado la llama que bailaba con la brisa nocturna. Recordó lo que el médico le había dicho a su madre mientras él yacía consciente pero con el sistema lleno de analgésicos y vendado de la cabeza a los pies.

"Es una verdadera lástima", había dicho el galeno. "Era un joven muy agraciado, pero sufrió quemaduras de segundo y tercer grado. Jamás volverá a ser el mismo".

¿Qué sabía aquel viejo rancio sobre quién era él?

Haberse quemado no cambiaba nada, y no se arrepentía de lo sucedido. Fue doloroso, pero admirar la forma en que el hermoso fuego danzante devoraba poco a poco su escuela, ese lugar en que tanto sufrimiento había experimentado por casi tres años, había sido la mejor experiencia de su vida, casi como una epifanía.

Sonriendo, arrojó el fósforo encendido sobre la basura y observó con atención mientras las llamas se expandían. El guardia no tardaría en percatarse de lo que sucedía, así que lentamente se alejó en busca de un lugar desde donde contemplar su obra sin ser descubierto.

🄯2022 Alberto Calvo Cuéllar

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